Qué gran privilegio tengo de poder compartir con cada familia sus momentos más íntimos: su alegría, su ternura, las sonrisas y caricias que muestran ante mi cámara, primero con pudor y luego con orgullo. Los primeros momentos en una sesión de fotos familiar, siempre son un poco tensos, mamá y papá miran a la cámara y no saben en qué postura ponerse. Pero después, poco a poco, se van relajando, decimos alguna tontería, hacemos un juego y las emociones reales empiezan a fluir de forma espontánea. Gracias a estos padres maravillosos por vuestras miradas llenas de frescura y de luz.
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